Cleveland Cavaliers 108 - Boston Celtics 111 (2-1)
Lo han vuelto a hacer. Los Celtics han logrado lo más difícil. Sin su mejor jugador y en una de las dos pistas más infranqueables de la NBA. Con todo en contra, con los Cavs portando un cartel extra grande y luminoso con la palabra 'Favorito'. Yendo 21 puntos abajo mediado el tercer cuarto. Pues bien: remontada verde en Cleveland gracias a un determinante Marcus Smart (27 puntos, 7 triples) y a un excepcional trabajo de pizarra de Brad Stevens en los últimos minutos. Los Cavs desaparecieron en la segunda parte, simulando el gris partido de LeBron James. Hay serie. Reviven los Celtics en homenaje a Pedro Sánchez.
Como si ya fuera rutinario, Cleveland Cavaliers dominó con claridad los primeros minutos del tercer partido de la Final de la Conferencia Este. Los de Tyronn Lue masacraban a los Celtics desde el perímetro. Kevin Love (28 puntos) y Kyrie Irving (29) firmaban una carta de triples escandalosa al descanso. 7/10 para ex de los Wolves y 4/4 para el base. Total, los Cavs lanzaban más de tres que de dos, y LeBron era el encargado de repartir el juego. La maquinaria seguía engrasada y el público disfrutaba confiado. Solo Bradley con 12 puntos al descanso suponía una amenaza para la defensa de Cleveland. Insignificante: +16 Cavs al descanso.
La remontada de los Celtics no empezó al instante, ya que Irving anotaba en casi todas sus intentonas, aumentando la distancia por encima de los 20 puntos. La defensa de Boston había mejorado en cuanto a evitar triples liberados de Love o JR Smith, pero nada podían hacer ante la habilidad de Irving. Nada, excepto devolver los puntos. Cleveland comenzó a relajarse en defensa, en vista del resultado y de los dos partidos anteriores. Entonces empezó el show de Smart, un filón desde el 7,25. Él encabezó el veloz 3-14 de parcial que bajó del cielo a los Cavs.
Boston lo devolvía con la misma moneda que Cleveland: triples y triples. Smart, Jerebko y Olynyk ofrecieron una gran imagen en el tercer cuarto. Como todo su equipo: por primera vez, los Celtics fueron claramente superiores a los Cavs, que sufrían de la invisibilidad de LeBron. No hizo buenos números (11 puntos), pero es que apenas lanzó a canasta (13 intentos). A años luz de la versión que ofrecía últimamente.
A todas esas circunstancias hay que sumar la garra histórica de Boston Celtics, que se elevó sobre las adversidades. Tenían el partido donde querían tras un magnífico tercer periodo (21-32). El público de Cleveland estaba muy frío para la ocasión.
Sin embargo, nadie se fiaba de LeBron, que podía hacer un parcial en un abrir y cerrar de ojos. Lo evitó Boston con más arsenal ofensivo y varias lecciones tácticas de Brad Stevens. Las acometidas de los locales venían provocadas por Tristan Thompson (18-13), colosal en el rebote y guerrero hasta el final. Sus puntos mantuvieron con vida al equipo de Cleveland. Pero tras cada tiempo muerto del entrenador visitante, los Celtics resolvían en jugada de pizarra. Nueve puntos vitales lograron en ese sentido. Solo por ese detalle, Boston mereció la victoria al cien por cien.
Cierto es que el último minuto fue una lotería. Las canastas se sucedían: Horford, Smith, Jerebko, Irving...para llegar empatados a los últimos diez segundos, en los que los Celtics contaban con la posesión. Y otra de Brad Stevens. Una puerta atrás provocó el corte hacia canasta de Crowder, al que no pudo seguir Shumpert y Smith cayó en la trampa yendo a la ayuda. Avery Bradley se quedó solo en el triple. Mal cliente. Con suspense, el balón entró a falta de una décima. Boston había provocado la primera derrota de los Cavs en estos Playoffs.
La eliminatoria no da un vuelco, pero al menos se pone interesante. Boston querrá repetir la machada el el Game 4, el próximo martes a las 2:30. ¿Igualará lo que hizo con Chicago, ganando los dos partidos fuera de casa?. Por su parte, Cleveland deberá ganar si no quiere verse en una situación delicada e impensable hasta hace unas horas.
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