Golden State Warriors 113 - San Antonio Spurs 111 (1-0)
La capital importancia de Kawhi Leonard en los San Antonio Spurs quedo más patente que nunca hoy. Es un jugador primario cuando está en pista...y cuando no. Los Spurs dominaban el primer partido de la Final del Oeste ante Warriors, con diferencias de más de 20 puntos, cuando Kawhi se lesionó del tobillo. Se resintió, más bien, ya que fue la misma lesión que sufrió ante Houston. Sin él en cancha, los Warriors trabajaron una remontada que terminó derivando en una victoria dramática.Los de Popovich comenzaron dominando desde el primer cuarto. Un soberbio trabajo defensivo permitió las primeras ventajas. Los Warriors, entre desacertados e impotentes, sucumbían frente a la inteligencia táctica de los Spurs. En ataque, los tejanos siempre sacaban algo útil en cada posesión. El partido recordaba al primero de la temporada regular, en el que San Antonio vapuleó a Golden State también en el Oracle.
Fue parecido también al sexto de los Spurs en su serie ante Houston Rockets. Los Spurs impusieron su ritmo, lento en los primeros minutos, para desatarse después de la mano de LaMarcus Aldridge, que continúa con su magnífico estado de forma. 11 puntos del ex de Portland y un juego coral podían con el factor Warriors, imbatibles en Playoffs hasta el momento y con mucho más descanso en las piernas que sus rivales de la Final de la Conferencia Oeste.
Todos los precedentes fueron papel mojado cuando Curry y compañía no atinaron desde el triple (cero en los primeros 18 minutos). Solo Kevin Durant provocaba preocupación en la defensa de San Antonio. Éstos fallaban poco (53% de acierto al descanso), y aparecía Kawhi Leonard. El alero evitó el primer conato de remontada de los Warriors, liderado por dos triples de Curry (ahora sí) en menos de diez segundos. La primera falta de concentración de los Spurs, y Warriors anotaba mucho y rápido. Lo paró Popovich al instante. Ni un minuto de concesión al mejor ataque de la NBA.
Tras tiempo muerto, de nuevo Leonard. Penetrando por el centro de la defensa de los Warriors, cuyas ayudas no funcionaban. Después, Ginobili (17 puntos)-otra cátedra del basket-se encargó de colocar el +20 al descanso: 42-62.
Tras el paso por vestuarios, otra racha de Curry. Ocho puntos seguidos de Steph parecían indicar una segunda parte de mayor igualdad. Pero nada: tres triples de Aldridge, Leonard y Simmons volvían a colocar las dos decenas de ventaja. Warriors se olvidaba de la defensa, y San Antonio se negaba a perdonar tiros liberados.
El punto de inflexión
Sin embargo, no todo fueron buenas noticias para los Spurs. Poco después de comenzar el tercer cuarto, Kawhi Leonard volvía a torcerse el tobillo izquierdo, el mismo que en la eliminatoria ante los Rockets. Pachulia mantuvo su pierna estirada sin necesidad y el alero de San Antonio pisó su zapatilla. Se tuvo que retirar al vestuario.
Los Warriors tenían una excusa/razón más para la remontada, que volvió a asomarse esta vez de forma seria. Desde la lesión de Leonard, Golden State firmó un 19-0 de parcial en tres minutos y medio, con Curry como abanderado. El ritmo de los de Mike Brown era vertiginoso, y el Oracle retumbaba a cada canasta. El tifón de Warriors aparecía y les colocaba a menos de diez puntos en un abrir y cerrar de ojos.
Solo un jugador curtido en mil batallas podía hacer acto de presencia en medio del temporal. Fue Manu Ginobili, una vez más. Cuatro puntos del argentino detuvieron la sangría y mantuvieron a los Spurs con una ventaja de nuevo puntos para encarar el definitivo último cuarto.
Se le hacían muy largos los minutos a San Antonio. Más aún cuando Kevin Durant (34 puntos) anotó sus dos primeros triples de forma consecutiva. Golden State bajó de los cinco puntos, 93-96, con aún seis minutos por jugar. Los rebotes también cayeron del lado local, ya que solo Aldridge jugaba como interior: Pau Gasol tuvo problemas de faltas y acabó con cinco. KD siguió anotando y redujo la diferencias hasta situar a su equipo por delante. La remontada estaba consumada. La lesión de Kawhi Leonard, factor necesario.
Con los Warriors por delante, solo Aldridge dio guerra y permitió a los suyos llegar con opciones al final. Pero fue el propio LaMarcus quien falló el triple que hubiera forzado una prórroga. Después, Mills tiró a fallar su segundo tiro libre, pero no hubo rebote tejano y la victoria se quedó, con mucho suspense, en el Oracle Arena.
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