No hubo sexto partido. Los Spurs ganaron la eliminatoria en la prórroga del quinto, en ese tapón de Ginobili a Harden. Ahí se fundieron los Rockets. física y mentalmente. No compitieron esta noche en el Toyota Center.
Desde el inicio los Spurs controlaron el ritmo del partido a su antojo. Con unos magníficos porcentajes en el tiro, y eligiendo las mejores decisiones en cada posesión. Elecciones primarias: balones a la pintura, ante la extrema debilidad de Houston en ese apartado. Con Nene lesionado, solo Clint Capela planteaba lucha. Y lo tenía que hacer ante dos grandes jugadores, como lo son Pau Gasol y LaMarcus Aldridge. La pareja interior de San Antonio volvió a rendir a gran nivel, especialmente el segundo. Ya en la primera mitad, Aldridge acabó con 16 puntos. Haría 34 al final con un espectacular 62% en tiros de campo.
El ex de Portland sustituyó en importancia al lesionado Kawhi Leonard. Quizá el hecho de que no estuviera vestido de corto el mejor jugador de los Spurs relajó en exceso al equipo de Mike D'Antoni. Pero no hay excusa que valga. El partido de los Rockets fue un desastre (28% en lanzamientos), un final horrible para una temporada más que notable. En ningún momento compitió de tú a tú ante San Antonio en este sexto combate. Parecían niños contra hombres, cuando el base titular de los Spurs, por ejemplo, es un veinteañero.
Precisamente la intensidad de Dejounte Murray empezó a decantar el partido a favor de los visitantes. Con acierto, los balones llegaban a los postes, principalmente a Gasol, defendido en la marca por James Harden. Los Spurs hicieron mucho daño en ese emparejamiento. D'Antoni no reaccionaba. Como su equipo, no merecía terminar la temporada con esas sensaciones.
Pau asistiendo y LaMarcus anotando. De los catorce primeros puntos, diez fueron de Aldridge y cuatro del catalán. Fácil y efectivo.
Si Houston aguantó el primer cuarto por debajo de los diez puntos de diferencia fue gracias a Capela, el único atinado en el ataque local. Harden, faro de los Rockets, firmó un partido lamentable, de los peores de la temporada: 10 puntos, 7 asistencias, 6 pérdidas, 2/11 en tiros, 2/9 en triples. En cada arrancada de 'La Barba', la defensa de Spurs se cerraba, y las ayudas largas llegaban a los balones laterales. Todos sabían como actuar. El efecto Popovich.
San Antonio terminó de distanciarse en el segundo cuarto, gracias al magnífico trabajo de Simmons en los dos aros. Otro que suplantó con éxito a Kawhi. Entre él y Leonard ampliaron la diferencia en 19 puntos al descanso (42-61).
Los restantes 24 minutos fueron un mero trámite para los Spurs. A pesar de que D'Antoni mantuvo a los titulares hasta dos minutos antes del final, los Rockets no aparecían. Ariza, si acaso, con sus cinco triples. Y nada más. San Antonio Spurs se dedicó a no volverse loco y jugar posesiones largas. Todo el que salía a pista lo hacía bien, y superaba a su par. La paliza era absoluta. El silencio retumbaba en el Toyota Center. Houston decía adiós a la temporada de forma justa, pero con fondo injusto: vuelve a fallar en el tramo decisivo del año y siguen sin estar en la élite de la Conferencia Oeste.
Ese trono lo tiene reservado Golden State Warriors. El gran reto de los Spurs es arrebatárselo. Lo tienen muy difícil, y el que piense lo contrario es un temerario. O no: con Pops al mando -y el candidato a MVP Kawhi Leonard ya recuperado-, quién sabe. Primer partido de la Final de la Conferencia Oeste, este domingo a las 21:30. Empieza lo mejor.
El ex de Portland sustituyó en importancia al lesionado Kawhi Leonard. Quizá el hecho de que no estuviera vestido de corto el mejor jugador de los Spurs relajó en exceso al equipo de Mike D'Antoni. Pero no hay excusa que valga. El partido de los Rockets fue un desastre (28% en lanzamientos), un final horrible para una temporada más que notable. En ningún momento compitió de tú a tú ante San Antonio en este sexto combate. Parecían niños contra hombres, cuando el base titular de los Spurs, por ejemplo, es un veinteañero.
Precisamente la intensidad de Dejounte Murray empezó a decantar el partido a favor de los visitantes. Con acierto, los balones llegaban a los postes, principalmente a Gasol, defendido en la marca por James Harden. Los Spurs hicieron mucho daño en ese emparejamiento. D'Antoni no reaccionaba. Como su equipo, no merecía terminar la temporada con esas sensaciones.
Pau asistiendo y LaMarcus anotando. De los catorce primeros puntos, diez fueron de Aldridge y cuatro del catalán. Fácil y efectivo.
Si Houston aguantó el primer cuarto por debajo de los diez puntos de diferencia fue gracias a Capela, el único atinado en el ataque local. Harden, faro de los Rockets, firmó un partido lamentable, de los peores de la temporada: 10 puntos, 7 asistencias, 6 pérdidas, 2/11 en tiros, 2/9 en triples. En cada arrancada de 'La Barba', la defensa de Spurs se cerraba, y las ayudas largas llegaban a los balones laterales. Todos sabían como actuar. El efecto Popovich.
San Antonio terminó de distanciarse en el segundo cuarto, gracias al magnífico trabajo de Simmons en los dos aros. Otro que suplantó con éxito a Kawhi. Entre él y Leonard ampliaron la diferencia en 19 puntos al descanso (42-61).
Los restantes 24 minutos fueron un mero trámite para los Spurs. A pesar de que D'Antoni mantuvo a los titulares hasta dos minutos antes del final, los Rockets no aparecían. Ariza, si acaso, con sus cinco triples. Y nada más. San Antonio Spurs se dedicó a no volverse loco y jugar posesiones largas. Todo el que salía a pista lo hacía bien, y superaba a su par. La paliza era absoluta. El silencio retumbaba en el Toyota Center. Houston decía adiós a la temporada de forma justa, pero con fondo injusto: vuelve a fallar en el tramo decisivo del año y siguen sin estar en la élite de la Conferencia Oeste.
Ese trono lo tiene reservado Golden State Warriors. El gran reto de los Spurs es arrebatárselo. Lo tienen muy difícil, y el que piense lo contrario es un temerario. O no: con Pops al mando -y el candidato a MVP Kawhi Leonard ya recuperado-, quién sabe. Primer partido de la Final de la Conferencia Oeste, este domingo a las 21:30. Empieza lo mejor.
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