sábado, 24 de septiembre de 2011

El funeral de un país


Decir Lituania es decir baloncesto. Lostres millones de lituanos viven por y para el basket. Allí es más que eldeporte rey: es como una religión . Caminando por ciudades como Kaunas o Vilna,entre otras, no se dan veinte pasos sin encontrarse una cancha de baloncesto.
Así, normal que Lituania sea una de lasmejores selecciones de Europa, y entre las diez primeras del mundo.
Su popularidad como potenciabaloncestística llegó con Arvydas Sabonis, considerado el mejor jugador de lahistoria de Lituania. Sabonis tuvo su particular lucha por convertirse en elmejor jugador de Europa con el croata Petrovic, otro fuera de serie.
A Sabonis le siguió el actual base de laselección lituana, líder del equipo: Sarunas Jasikevicius.
Junto con él, otros fenómenos comoKaukenas, Kalnietis, Pocius, Jasaitis, Javtokas y el joven Valanciunas, quedará que hablar en los próximos años. En resumen, un equipo irrepetible,difícil de volver a reunir.

Con una mezcla de veteranía y juventud,un tiro exterior muy acertado, una defensa agresiva y un juego acto paraexigentes, Lituania estaba ante su gran oportunidad: una plantilla fantástica yun Europeo frente a su público. Lituania llevaba preparando el evento desdehacía años: los diecinueve días del Eurobasket estaban marcados en rojo en elcalendario de todos los lituanos.
Había una gran confianza en el país: elobjetivo era entrar en las Olimpiadas de Londres, pero incluso la final no erauna quimera: España y Lituania parecían citarse para dicha cita.
Antes, fase de grupos. Los partidos deLituania eran puro espectáculo. El público llevaba en volandas a su equipo, yLituania les contestaba con victorias y un gran baloncesto. En total, cincovictorias y una derrota frente a España (79-91).
Todo seguía su curso, pero Lituania seconfió demasiado en el momento importante, en los cuartos frente a larevelación, Macedonia. España esperaba rival en semifinales y sucedió loinesperado. Lituania cayó por dos puntos (67-65) en un partido tan emocionantecomo decepcionante por el bando local.
Esa era la palabra tras el partido:decepción. Comenzaba el funeral que nadie esperaba. Lituania no contaba concaer ni tan pronto ni ante un rival inferior. Kaunas lloraba esa noche. Dosaños con el sueño del oro en su europeo se esfumaba en 40 minutos. Macedonia,por su parte, lo celebró como si hubiera ganado un mundial. Contraste desensaciones.
El desánimo era muy grande, pero laentrada a los Juegos de Londres estaba aún en juego. Lituania sufrió mucho paraconseguirla, pero ganó los dos partidos que jugó. El primero a Eslovenia portres puntos(80-77), asegurándose así la participación en el preolímpico. En elúltimo partido, intrascendente, venció a Grecia(73-69), terminado el Eurobasketen quinta posición.
A pesar del mal resultado, el ZalgirisArena se levantaba ovacionando a sus héroes, por que siempre lo serán. Inclusoayer, en la final, los gritos de “¡Lietuva, Lietuva! “ resonaban por todo elpabellón. Lituania vive por y para el baloncesto, y ya se juegan los JuegosOlímpicos de Londres en todas las canchas de ese pequeño país.

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