lunes, 9 de junio de 2014

Una sucesión de luces y sombras, por David Ortega

Como ya sabemos todos, el pasado lunes 2 de junio el todavía Rey Juan Carlos I de Borbón hizo pública una noticia que, aunque para algunos quizá era de esperar, seguro que no dejó indiferente a nadie. El monarca expresó su decisión firme de abdicar en su hijo, el Príncipe Felipe, quien si todo sale según lo previsto se convertirá el próximo 19 de junio en el nuevo Rey de España, Felipe VI.

Esto, sin duda, conllevó a la creación de un alto revuelo tanto nacional como internacionalmente. Los más populares periódicos de todo el mundo citaban la noticia en su portada, y en nuestro país se produjo un gran movimiento social, donde miles de personas salieron a la calle exigiendo un "Referéndum" o votación, dondepedían que el pueblo pudiera elegir entre seguir con una Monarquía o bien girar hacia la República.

Pero, ¿por qué ahora? ¿por qué justo abdicar en este momento?

Esa es la pregunta que seguramente muchos de los españoles tengamos en mente. Yo creo que para esto hemos de analizar la situación en la que desde hace varios años se encuentra la Casa Real. Es cierto que Juan Carlos I se ha encontrado siempre avalado por la mayoría de los ciudadanos, que todavía le guardan un inmenso afecto por su actuación -para muchos heroica- durante el famoso 23 de febrero de 1981. 
Pero también es verdad que a lo largo de este tiempo se han ido dando una serie de sucesos que, unidos a la grave situación social, económica y política en la que España se encuentra inmersa, han hecho que mucha gente empezara a dudar, y por consiguiente que se planteara la idea de intentar provocar un cambio. Tenemos el ejemplo en la "cacería de elefantes" donde se produjo la lesión de rodilla, o en el más que polémico "Caso Nóos", donde aparecen la Infanta y su marido Iñaki Urdangarin.

Además, a ello se suma la gran decaída de los dos grandes del bipartidismo español en las pasadas Elecciones Europeas del 25 de mayo. Ambos líderes de sendos partidos se posicionan a favor de mantener la Monarquía, respetando así, dicen, lo que se pactó durante la transición a la democracia. Pero esto ha suscitado entre algunos el pensamiento de que un partido como el PSOE, de alma republicana, puede estar así "traicionando" sus valores. Multitud de partidos entre los que se encuentran Izquierda Unida o Equo siguen insistiendo en ese "derecho" del pueblo a poder decidir su futuro.

Y, esta es la gran cuestión, si sería acertado ese referéndum o no. Quizá una respuesta afirmativa sea la respuesta correcta. El pueblo siempre elegirá la opción que estime beneficiará más a la sociedad, y ello da muestra de que realmente será un poder del Estado asignado por una verdadera democracia. Además, no habría una manera mejor para la Monarquía que ser respaldada de nuevo por los ciudadanos, lo que realmente fortalecería a Felipe VI.

Más allá de las oportunas decisiones que se tomen desde arriba, claro está que la sociedad española se encuentra en un proceso de adaptación y evolución, y queda mucho trabajo por delante hasta que quede óptimamente configurada. Esta será una sucesión con luces y sombras.

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