jueves, 5 de septiembre de 2013

Tropiezo en el Infierno Verde (78-69)

Quizá la Federación debería plantearse hacer una preparación algo más difícil, o, al menos, no tan casera. Quizá viene bien visitar otros países, otras canchas (como la de Francia), al fin de que el equipo esté más preparado a un ambiente hostil, duro y agobiante.
Eso es lo que se ha encontrado España en su segundo partido del Eurobasket. Es lo que se espera encontrarse y Eslovenia, y su público, no defraudaron en absoluto. Con un juego llevado al plano físico, de contacto, los anfitriones lograron derrotar a la selección, incapaz de reaccionar en los minutos clave.
Antes, España -que en ningún momento realizó un buen partido-se mantuvo en el partido gracias a las individualidades de Calderón (14 puntos) y Marc (17 puntos), los mejores hoy, que pelearon contra Goran Dragic, MVP del partido con sus 18 puntos, 6 rebotes y 7 asistencias.
Finalmente, Dragic y sus compañeros ganaron la partida y sellan la segunda victoria en dos partidos. España, uno y uno. Hoy, tropiezo en el Infierno Verde.

Con un quinteto distinto al del primer partido-Sergio Rodríguez y Llull eran titulares- la selección española afrontaba su segundo partido del Eurobasket ante la anfitriona, Eslovenia, por lo que se preveía un ambiente hostil y un juego duro.
Se cumplieron ambas premisas. Se adivinó desde un principio que Eslovenia no iba a resultar un paseo tan plácido como lo fue Polonia.
Ambos equipos estaban poco atinados de cara al aro en los primeros minutos. España, no obstante, aprovechaba la superioridad en el poste de Marc Gasol para establecer las primeras diferencias (4-9 min 5). Sin embargo, Eslovenia, espoleada por su público, no dio su brazo a torcer, y llevó el partido al plano defensivo, físico, al límite del reglamento.
Con un tremendo esfuerzo defensivo y una velocidad en ataque, los anfitriones dieron la vuelta al partido, e impusieron su ritmo, a las órdenes de Lakovic (9-9 min 8)
España sufría además problemas de personales: Rudy y Ricky tenían dos en apenas diez minutos. Salvo eso, los de Orenga no se dejaron impresionar por el ambiente, y terminaron el cuarto mandando (9-14).

En el segundo periodo, el guión no cambió. Sí algunos de sus protagonistas: si España llevaba la máxima ventaja (12-19 min 12), Eslovenia se apoyaba en el juego ofensivo de Dragic y Nachbar, y volvía a apretar los machos en defensa. Eso, sumado a la pájara española, posibilitó que Eslovenia se colocara por delante (20-19 min 15). Sin embargo, lo que restó de cuarto tuvo un solo nombre: José Manuel Calderón. El base de los Dallas golpeó a Eslovenia con tres triples limpios, casi consecutivos e inapelables. De esos que llevan atrás toneladas de galones. Calderón, así, rescataba a España en su peor momento del partido, y obtenía hasta ocho puntos de renta al descanso: 25-33.

Una diferencia que se aventuraba cómoda, pero peligrosa. Eslovenia tenía un punto a favor: su condición de local, que la exprimió al ciento por ciento durante el tercer cuarto.
Un periodo intenso como los demás, pero menos acertado por parte de España. Así, poco a poco Eslovenia fue recortando distancias con puntos muy repartidos, pero comandados por Dragic y con un juego defensivo agresivo y sin paliativos, hasta lograr empatar el partido (47-47 min 28)
España disputó los último minutos del tercer cuarto con Marc Gasol en el banquillo, y evidenció graves problemas en la pintura y una enorme dependencia hacia el pívot de los Grizzlies. Con ese hándicap, Eslovenia se fue dos arriba al final del cuarto (52-51)

El último cuarto empezó con un cruce de triples entre ambas selecciones, lanzadas a por la victoria. España, por cartel y Eslovenia, por carácter. Después del carrusel de triples, los fallos volvieron a aterrizar. Más por parte de España, donde solo Sergio Rodríguez parecía enchufado. Los demás, presos de la presión, no supieron jugar los últimos minutos.
 Eslovenia no hacía grandes acciones, pero le valía con su coraje e ilusión para sumar y, al mismo tiempo, deleitar a su pabellón. Goran Dragic era, una vez más, el verdugo, secundado por Nachbar-infalibre desde la personal- y el otro Dragic, Zoran.
En España, la eficacia de Calderón había desaparecido, Ricky no hacía de revulsivo, Gasol parecía más pequeño en la zona, y Rudy ni llegó. Tanto es así que fue Claver el que se tuvo que jugar las posesiones decisivas. Erradas, el partido estaba destinado a la primera derrota de la selección.
Eslovenia, justa vencedora, se permitió el lujo de ampliar el marcador, hasta el 78-69 final.

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