Su fotografía, bautizada como "Señal", muestra a un grupo de inmigrantes africanos en Wibuti a la orilla del mar levantando sus teléfonos móviles en busca de cobertura.
"Yibuti es el punto de parada común para los migrantes en tránsito procedentes de países como Somalia, Etiopía y Eritrea, que van en busca de una mejor vida en Europa y el Medio Oriente", explicó el jurado, que valoró "la conexión de la foto con la tecnología, la globalización, la pobreza, la humanidad..." en la que también "hay sutilidad, un trabajo poético intenso y con significado".
Stanmeyer se impusó ante más de 98.000 imágenes enviadas por 5.754 profesionales, y ganará 10.000 euros en efectivo, una cámara Canon y un juego de lentes profesional.
Entre los participantes, los españoles Moisés Saman y Pau Barrena, también triunfaron. El primero quedó segundo en la categoría de "Noticias" y el segundo fue tercero en "Retratos".
La fundación World Press Photo, con sede en Amsterdam, distingue desde 1995 con sus galardones el trabajo de fotoperiodistas y reporteros gráficos de todo el mundo.
La mejor foto del año 2013 la hizo el fotógrafo
estadounidense John Stanmeyer para
la revista National Geographic. Así lo ha decidido el jurado del concurso World
Press Photo, al escoger su imagen de un grupo de emigrantes somalíes buscando
cobertura para sus teléfonos móviles en la costa de Yibuti. Tomada de noche en
el Cuerno de África, la instantánea recoge el intento del grupo de ponerse en
contacto con sus familias en una zona donde también se reúnen etíopes y
eritreos en busca de trabajo.
“La foto es una suma de muchas
historias. Trata sobre la emigración, pobreza y globalización, pero también la
tecnología, el desarraigo y la humanidad. Es sutil y poética, a la vez que
intensa y con significado”, según Jillian Edelstein, miembro del jurado.
Este año, las reglas de
selección han cambiado debido a la polémica desatada por los supuestos retoques
aplicados a la imagen ganadora de 2012. Tomada por el fotógrafo sueco Paul
Hansen, se le acusó de haber hecho un montaje acoplando varias instantáneas
para lograr el efecto dramático deseado. Su retrato de los cadáveres
amortajados de Suhaib y Mohamed, dos niños, cuando eran llevados a enterrar en
Gaza, fue criticado porque parecía el resultado de dos fotos tomadas en
distintos momentos.
El jurado investigó el caso y llegó a la conclusión de que no hubo fraude, pero sí algo de postproducción. “Se retocó el color y tono global, pero nada más”, dijeron entonces. Para evitar nuevos sobresaltos, ha exigido ahora a los autores la entrega de sus negativos sin tratar para compararlos con la foto recibida. “Esperamos que los reporteros gráficos profesionales respeten las normas éticos periodísticas, y no alteren contenidos agregando o quitando elementos”, señaló la dirección del certamen en diciembre pasado.
El jurado investigó el caso y llegó a la conclusión de que no hubo fraude, pero sí algo de postproducción. “Se retocó el color y tono global, pero nada más”, dijeron entonces. Para evitar nuevos sobresaltos, ha exigido ahora a los autores la entrega de sus negativos sin tratar para compararlos con la foto recibida. “Esperamos que los reporteros gráficos profesionales respeten las normas éticos periodísticas, y no alteren contenidos agregando o quitando elementos”, señaló la dirección del certamen en diciembre pasado.
Fuente: El País
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