Golden State Warriors 113 - Cleveland Cavaliers 91 (1-0)
Ya saben los Cleveland Cavaliers qué se van a encontrar en el resto de partidos. Por lo visto esta noche, el nivel máximo de Durant (38 puntos) y Curry (28). Ambos jugaron con los Cavaliers a remolque, basado en un ritmo trepidante y una superioridad notoria en la circulación de balón. Cleveland, tenso, se dejó por el camino numerosos balones que apenas perdonó Golden State. LeBron (28 puntos) e Irving (24) rindieron a buen nivel pero no puedieron evitar el triunfo claro de los de Mike Brown.
Si iban a ser las mejores finales de la historia, los primeros minutos dejaron cierto lugar a las dudas. Fallos, precipitaciones y errores en pases fáciles. Golden State y Cleveland inauguraban las Finales sin orden, cundiendo el caos y la velocidad. Fue una constante durante todo el partido. Muchos espacios entre jugadores, ayudas que no llegaban, ritmo trepidante. Por estas aguas los que mejor se mueven son los Warriors. Cleveland cayó en la trampa y se encontró a remolque durante casi todo el partido.
A la estela de un Kevin Durant excepcional. 23 puntos firmó el ex de los Thunder al descanso. 38 al final, más ocho asistencias, ocho rebotes y un 52% en tiros de campo. Tenía el anillo entre ceja y ceja. Se notaba en sus movimientos, expresiones y agilidad. Imparable a campo abierto; los Warriors jugaban más por encima del aro que por debajo. Repartieron el doble de asistencias que los Cavs de esa manera. Los ataques duraban seis, siete segundos: lo que tardaba Durant en cruzar la pista, o Curry en decidir la manera más imposible de acabar un ataque.
Las dos estrellas de los Warriors carburaban al nivel esperado, el guión se respetaba. Incluso Klay Thompson, horrible en sus funciones ofensivas, mostraba unas dotes defensivas propias de unas finales. Así, Golden State dominó el primer cuarto. Pero Cleveland estaba ahí. Se mantuvo mucho tiempo a la sombra, con acciones magníficas de LeBron James (19 tantos al descanso), demasiado solo en ataque al principio (llegó a acaparar el 50% de los puntos de los Cavs), pero después aterrizó Kyrie Irving (17). Un 3+1 del base devolvió a Cleveland por debajo de los cinco puntos. Aunque de nuevo Durant amplió diferencias antes del descanso: 60-52 para los de 'La Bahía'. Cleveland debía reducir el ritmo del partido, ya que un partido a 120 puntos iba a terminar sí o sí en fiesta californiana. Reducir los puntos en la pintura (diferencia de 42-16 al descanso) era también un objetivo vital. Y, por supuesto, cortar el grifo de las pérdidas: 12 en dos cuartos.
Nada de eso ocurrió. Es más, los Warriors golpearon y dejaron aturdido a Cleveland con un 13-0 de salida en el tercer cuarto. Con Curry al mando ejecutor, y Pachulia sobresaliendo en el plano sucio e intangible. Levantaba al público del Oracle con sus rebotes e intensidad en la pintura, donde superó a Tristan Thompson con sorprendente facilidad. También lo hizo Green sobre Love. Golden State trabajó la victoria en esos detalles y duelos particulares.
Fuera de análisis y premisas está un jugador como LeBron James. Un arreón de El Rey permitió a Cleveland volver al -15, cuando los Warrios habían superado antes la barrera de los veinte. Fue insuficiente: los Cavs necesitan algo más que LeBron e Irving para derrotar a los Warriors. Éstos, que no bajaron la intensidad, aumentaron diferencias por medio de Curry y Green. Cleveland no tenía contestación en la segunda unidad, en especial Deron Williams y Kyle Korver, de los que se espera más en este tipo de partidos.
Golden State Warriors siguió jugando alegre para cerrar el partido. Los Cavaliers bajaron los brazos finalmente y ya piensan en el segundo partido, el próximo domingo a las 2:00. Da la impresión que hay menos diferencia de lo reflejado en el marcador del primer duelo de las Finales.
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