martes, 5 de marzo de 2013

El Madrid sí puede contra diez

La temporada en juego en 90 minutos. El Madrid se jugaba en Old Trafford el dar más o menos sentido a lo que restaba de temporada. Un único título posible, como es la Copa del Rey, no entraba en los planes de ningún madridista. Además, la ilusión por la ansiada Décima era desbortante. Y, para rematar la situación, el Real Madrid llegaba en uno de sus momentos más brillantes del último lustro en cuanto a forma y mentalidad se refiere. Podía todo eso no valer en Champions, pero el estado anímico del Madrid resultó determinante, y junto con la colaboración en una jugada determinada del árbitro turco Cakir, los de Mourinho salieron victoriosos del Teatro de los Sueños.



El Madrid salió al césped de Manchester con su once de gala, aquel que pasó por encima del Barça tan magníficamente en el Camp Nou. Sin embargo, Ferguson dejaba a una de sus estrellas, Wayne Rooney, en el banquillo. Era la sopresa del once. Sin embargo, el Madrid tenía más motivos para estar intranquilo.

Dominan los diablos.
El principal se lo dio el propio United, que practicó un juego capacitado para anular el peligroso contragolpe de los blancos. Ni uno hubo en la primera mitad, en la que los ingleses fueron mejores que el Madrid, que solo se valió de córners para crear peligro sobre la meta de De Gea. Lo demás, impotencia ante las líneas rojas, muy juntas, muy activas y con constantes ayudas entre sus jugadores. Ferguson anulaba así al Madrid como los blancos lo hicieron contra el Barça en el Camp Nou. Sir Alex no mentía cuando afirmaba que sabía como jugar al Madrid con lo visto en la ciudad condal.
Fueron los primeros minutos de encuentro en los que el Madrid se encontró cómodo, o, al menos, más confiado que el Manchester. Incluso Higuaín disfrutó de la primera ocasión del choque, pero su disparo se marchó por encima del travesaño. No obstante, ambos equipos evidenciaban un profundo respeto por el contrario, siendo así un juego lento y con pocas ocasiones. 
Pero no tardó el Manchester United en hacer valer su condición de local y dominar el juego: robo de balón y hacia arriba sin miramientos. La velocidad de Nani o Giggs hacía el resto. El Madrid sufría en el uno contra uno. Aun así,Varane y Ramos se mostraban infranqueables.
Eran una vez más los balones parados los que traían de cabeza al equipo de José Mourinho. En uno de ellos, en el minuto 21, Vidiccabezeaba al palo ante el suspense del equipo blanco.
Minutos más tarde, Cristiano, ovacionado antes del partido y pitado como un rival más durante su transcurso, tuvo su ocasión, pero su disparo lo despejó Vidic.
Ahora sí, el partido estaba más en el aire. El ritmo había aumentado y cualquiera podía marcar. El que lo hiciera primero, además, tenía mucha eliminatoria a favor. En eso estaban.
Marcar marcó el Madrid, en el 34, pero el tanto fue anulado por una falta previa de Sergio Ramos en el salto con Van Persie. La jugada venía de un córner, circustancia más practicada por el Madrid en la primera mitad.
La mejor ocasión de ese primer tiempo llegó con firma inglesa, pero tanto Van Persie primero como Welbeck después se encontraron con Diego López, bien situado bajo la meta.
De ahí al descanso, pocas ocasiones, pero una lesión importante: Di María se rompía y tenía que entrar Kaká, ya casi sin tiempo para jugar el primer periodo, que finalizó con la sensación de un United superior, pero con el Madrid esperando su oportunidad, que tarde o temprano tendría que llegar. 

Una segunda mitad eléctrica
Y no faltaron. La segunda parte transcurrió a un ritmo mucho más elevado que la primera, casi de vértigo. Ambos equipos comprendieron la extrema importancia de marcar en primer lugar, y echaron el resto en ataque.
Primeró golpeó el Manchester United, en el minuto 48, con el gol en propia puerta de Sergio Ramos. La jugada fue muy desgraciada para los blancos, con multitud de rechaces de Rafael yWelbeck, pasando por Varane. El balón se lo quedó Nani, que centró. Ramos puso el pie y el balón entró en la red. Golpe duro para el Madrid, objetivo conseguido para los diablos rojos.
Sin embargo, el gol inglés no cambiaba el planteamiento de los de Mourinho: la necesidad imperiosa de marcar un gol en Old Trafford seguía existiendo. Quizá por ello, los de verde hoy no se volvieron locos después del gol local. Todo lo contrario, el Madrid disfrutaba de sus mejores minutos con el marcador en contra. 
Un balón lanzado por Higuaín se peseaba ante las narices de David de Gea, para el susto de la grada. Era el primer aviso de un equipo nada agazapado. 
Pero todo el transcurso del partido iba a cambiar en una jugada, en la que, desgraciadamente, el árbitro era el protagonista.
Cakir, deteminante.
El turco Cakir en cuestión mostraba la roja directa a Nani por un patada subida de altura sobre Arbeloa. Bien es cierto que el contacto existe, y es bastante fuerte, pero no así la intención: Nani en ningún momento ve llegar por detras al lateral madridista. El colegiado no lo vio así y sacó la cartulina, ante el enfado de Ferguson y todo Old Trafford.
Una tarjeta roja siempre cambia la dinámica de un partido, pero en este caso fue más evidente que nunca. La expulsión cambió por completo el guión de un partido, que, además, estaba siendo muy emocionante. El árbitro, como se demostró a la postre, resultó determinante.
En un primer momento, como es lógico, la expulsión replegó al United y alentó al Madrid de un manera muy significativa. Los de Mourinho tuvieron cuatro ocasiones claras en menos de diez minutos, y dos terminaron en gol. Las falladas, de Kaká con un disparo alto, y un cabezazo de Varane que sacó bajo palos Rafael...con la mano. Era penalti. ¿Compensación?
Sea como fuere, el que sí acertó con el gol fueLuka Modric, que conectó un potente y ajustado disparo con el poste izquierdo de la portería de De Gea, para acabar entrando. Todo un golazo que significaba la igualada en el marcador y en la eliminatoria. Pero, eso sí, con casi media hora por delante y ante diez rivales. La oportunidad era demasiado buena como para desaprovecharla.
No se desaprovechó. Solo tres minutos después del gol de Modric llegó el tanto de Cristiano Ronaldo, que no celebró. El luso finalizó el centro-chut de Higuaín marcando a puerta vacía. 1-2.
Un resultado que se antojaba definitivo. El Madrid iba a pasar a cuartos de final. 
No faltaron las ocasiones de ambos equipos para aumentar los dígitos del marcador, pero De Gea y especialmente un inmenso Diego López se mostraron infranqueables ante los Cristiano, Rooney- que había sustituido a Cleverley-, Van Persie, Kaká o Vidic. 
Así, el marcador no se movió más y los 3000 seguidores blancos, por cierto muy escuchados en la grada, ven como  su Madrid, de menos a más, conquista Old Trafford. Siempre nos quedará la duda de qué hubiera pasado si Cakir no hubiese mostrado esa roja a Nani. Pero esto es fútbol y lo pasado pasado es. Aunque, si me lo permiten, el partido hubiese estado mucho más emocionante.

Los de José Mourinho concluyen así su semana de gloria: tres victorias, dos ante el Barça y una en Old Trafford. Y dos de ellas valen seguir vivos en todas las competiciones. Cierto es que la Liga está muy lejos, pero ojo que el Madrid apunta, este año sí, al doblete. Por felicidad y euforia no será. Felicidades, Real Madrid.

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