Era la primera prueba seria y España la salvó con nota. Con mucha nota. Apareció la mejor versión de un extraordinario Pau Gasol, y con él, la mejor España, aquella que se olvida de la entidad del rival y juega como pocas selecciones al baloncesto. Un basket rápido, bello y efectivo, de esos por los que vale la pena pagar la entrada.
Hoy la selección disfrutó de una aumento en el porcentaje de tiros anotados (54% de dos y 46% de tres); cosechó una magnífica labor defensiva (Splitter se quedó en seis puntos, Hilario en siete, Varejao en diez...); y ganó la partida a Brasil tanto en el interior (Gasol 26 puntos) como en el exterior (Rudy, Navarro, Sergio Rodríguez y el propio Pau acertaron al menos dos triples cada uno).
Con todo ello, España da un golpe sobre la mesa y confirma su segura candidatura al título mundial. Será, salvo sorpresa, primera de grupo. El camino es, por ahora, el esperado. Las sensaciones, además, comienzan a ser las ideales.
España comenzó de manera arrolladora, dispuesta a demostrar su nivel en la primera gran cita del Mundial. Granada lucía más roja que nunca. Parecía un partido de eliminatorias.
Lo jugó la selección a gran ritmo, premiada con los aciertos de Navarro y Rudy en un genial primer cuarto. Brasil, que abusaba del juego interior, no encontraba ni las faltas ni las canastas. España corría a su gusto y martirizaba el aro rival. El inicio soñado en el mejor momento posible. Un cuarto de reafirmación.
El capitán el primero. Navarro completaba los primeros diez minutos con 7 puntos y 2/3 en triples, secundado por Rudy, también fino desde el exterior (2/2).
Orenga mantuvo a su acertado quinteto (Ricky-Navarro-Rudy-Gasol-Marc) hasta bien entrado el primer cuarto, en el que España mandaba con una superioridad inesperada. Solo Nene Hilario mantenía el tipo entre las filas brasileñas: 14-30.
Sin embargo, los partidos duran 40 minutos y Brasil no es Irán o Egipto. Brasil sabe a lo que juega, y jugó a ralentizar el partido. Lo volvió violento, y centró sus ataques en la velocidad de Barbosa y Marquinhos, que reducían la diferencia a 10 puntos (23-33).
La salida de Sergio Rodríguez y Calderón oxígeno un poco al equipo español que ante la brusquedad del encuentro metieron balones por dentro. En ese esperado duelo de pívots, España mandaba por momentos: aunque cargados de faltas, los Gasol mantenían a raya al temido Splitter, desesperado en la primera mitad.
Una primera parte de la que España se fue con una cómoda ventaja (32-45), y con unos buenos porcentajes de tiros (40% en triples y 65% en tiros).
15 puntos es una ventaja destacada, pero solo vale si es definitiva. Para transformarla, aparecen normalmente jugadores importantes. En el tercer cuarto, España sentenció el choque. Pau Gasol, mejor dicho, acabó con las esperanzas de Brasil.
Al eterno jugador de Chicago solo le bastaron 4 minutos. En ellos, 11 puntos con 3 triples sin fallo. Tiros además bien lanzados, desesperando a la atónita defensa visitante, que si algo pudo hacer es aplaudir al recital del '4'. Aplaudimos todos, ovacionó Granada. Pau mató el duelo (40-60 min 25).
El resto del cuarto, España gestionó bien la renta conseguida, a pesar de los intentos de Barbosa por reducirla. Brasil sin Varejao no encontraba líder porque Splitter, mientras tanto, seguía sin aparecer: 47-66 al final del tercer acto.
En el último ambos equipos se tantearon y dejaron pasar los minutos con más puntos (63-82) pero con poca historia, salvo la aportación de Sergio Rodríguez, que se fue hasta los doce puntos. Orenga dio entrada en los últimos minutos a Claver y Abrines.
Próximo partido: España-Francia, miércoles 22:00h
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