viernes, 22 de agosto de 2014

Nuestro Mundial

23 de mayo de 2009. La FIBA anuncia que España ejercerá de país anfitrión del aún lejano Mundial de baloncesto de 2014.
Por aquel entonces, los 'Juniors de Oro' preparaban el Europeo de Polonia, tras una gran imagen en los JJOO de Pekín, en un duelo memorable ante los estadounidenses. Con Scariolo al mando del banquillo España ganaría tres medallas (dos oros en europeos y la plata de Londres). Sin embargo, existe una espinita clavada con fecha de 2010 y ubicación en Turquía. En ese Mundial, España cuajó su peor resultado en los últimos diez años: fue sexta, golpeada por ese triple de Teodosic delante de Garbajosa.
La conjura de la plantilla tras el Mundial otomano fue clara: "en el de España estamos todos y vamos a por el oro".
Y así, hasta hoy, día aún de preparación en esos ya típicos carruseles de amistosos veraniegos. Quién sabe si será el últim verano que pasen juntos los Gasol, Navarro y compañía, aunque alguno seguro que intenta llegar a los JJOO de Río de Janeiro.

La selección ha cumplido con su palabra y no falta ni una estrella, por muchas trabas que pongan los equipos NBA a los nuestros. La ilusión es máxima y, por primera vez (seamos francos), las opciones de Oro son más reales que nunca.

Nos beneficia precisamente la falta en el principal rival, Estados Unidos, de una de nuestras virtudes: el compromiso. Desde la negativa férrea de Lebron James a venir a España, a la más reciente de Kevin Durant, aquejado de no estar "al 100% física y mentalmente", cuando en realidad quería decir "¡Ay de mí cómo me pase como a Paul George!", la única baja por lesión en el equipo americano. Antes ya habían abandonado el barco Griffin y Kevin Love. Un pitorreo.
No obstante, el equipo que presenta Estados Unidos goza de un altísimo nivel, especialmente en el apartador anotador. Harden liderará un grupo en el que también destacan los bases Rose-que vuelve tras una larga lesión-, Irving y Lillard, la efectividad exterior de Curry y la referencia en la pintura, Anthony Davis.




Es precisamente en el interior donde España supera a Estados Unidos y se cuelga, para algunos y sin Durant y Lebron enfrente, el cartel de favorito. Los Gasol, Ibaka -tres pivots de categoría mundial- y hasta la aportación incansable de Felipe Reyes prometen un rendimiento mayor que las torres americanas, menos temibles de lo previsto. Si la selección utiliza esa ventaja, el oro estará más cerca.

Al favorito no se le exime, sin embargo, de jugar partido a partido, de mantener viva la ilusión del principio, los ojos muy abiertos, los reflejos activados y no creerse superior a nadie.
Es aquí cuando entra en juego el factor humano de esta generación, unida desde el imborrable Mundial junior de 1999, cuando unos españoles acabaron con el dominio tradicional de Estados Unidos. Algo se intuía de aquellos chicos, que han dado a nuestro país los mejores años de baloncesto de su historia.
Un país cuya afición por el baloncesto no para de crecer, tanto de seguidores como de jugadores jóvenes, chicos y chicas, que nos dejan cada verano un goteo incesante de medallas en los Europeos y Mundiales de las categorías menores.

Ser el país anfitrión, dicen, puede terminar siendo un punto negativo para el equipo. Éstos, los más pesimistas, tiran de hemeroteca y se trasladan al Europeo de 2007, última cita baloncestística que albergó
España. Aquel en el que el tiro de Holden rebotó del aro para acabar entrando, y el de Pau Gasol entró para salirse antes de convertirse en la canasta ganadora. Fue un final a cara o cruz que para algunos significó tragedia y la destitución de Pepu Hernández. Ni una cosa ni la otra. Lo que sí es cierto es que la selección de baloncesto le debe una a los seguidores. Al menos, en vivo y en directo.

Además de la potente en la pintura destacada antes, España brilla también en el puesto de base, con tres jugadores titulares en cualquier otra selección, al margen de USA. Calderón, Ricky Rubio y Sergio Rodríguez aseguran la buena dirección del juego español. Además, cada uno es diferente al anterior. Calderón parece ser el base titular de Orenga. El de los Knicks manda y dirige tanto en la pista como en el banquillo, controla cada fase del partido como nadie y ha conseguido un aumento significativo en el porcentaje de tiro exterior.
Por su parte, Ricky sigue desarrollando ese talento innato en el pase y sirve como revulsivo en partidos difíciles, aunque sigue pecando de un tiro poco efectivo. Para ello, Sergio Rodríguez, timonel del Madrid, que tiene un poco de Calderón y otro poco de Ricky.
Por el exterior también aparece Navarro, capitán de la selección desde la marcha de Carlos Jiménez. La Bomba es experta en explotar en momentos díficiles y terminó la temporada en su mejor momento de forma. Puede ser, además, su última cita con la selección. Un plus de motivación para uno de los mejores jugadores de la historia del baloncesto español.
En el puesto de escolta se encuentran también Sergio Llull, de los mejores en la preparación y siempre disponible para dar otro ritmo al partido, y Alex Abrines, la mayor promesa del basket nacional. Si Orenga le da minutos puede sorprender a los rivales.
El '3' titular fijo es Rudy Fernández, el jugador más completo de esta selección, y uno de los más determinantes en pista. Si falla en defensa, le cubre Claver, el eterno debate. Con pocos minutos en Portland, el ex del Valencia es el alero alto que quería Orenga ante posibles emparejamientos.

El oro es el objetivo establecido, pero antes de una supuesta final España debe enfrentarse a rivales potentes, ya incluso en la fase de grupos. Emparejada en el grupo A, la Selección espera no tener problemas ante Irán (debut el 30 de agosto) y Egipto. Encontrará también una Francia renovada ante la ausencia de grandes estrellas. La flamente campeona de Europa no contará con Tony Parker, pero a buen seguro los Diaw, Batum y compañía darán guerra. También una joven Serbia, algo inexperta, pero con Teodosic y Krstic liderando el grupo no hay que fiarse.
Y por encima de todas, Brasil, que apunta a la revelación del campeonato. Con un quinteto de máximo nivel: Huertas, Alex, Marquinhos, Nene y Splitter, campeón de la NBA con los San Antonio Spurs. Barbosa y Varejao completan el único juego interior que puede plantar cara al español.
No hay que olvidar a selecciones como Argentina, sin sus principales valedores, pero sí con figuras experimentadas como Prigioni, Nocioni y Scola. O a Grecia, que también tira de vetaranía con Bourousis o Printezis, mezclado con el liderazgo de Calathes y el carácter de Papanikolaou.
Buen plantel prensenta también Eslovenia, uno de los tapados, con Goran Dragic a la cabeza y viejos conocidos de la Liga Endesa como Lorbek o Slokar. Tomic y Rudez también suenan, representando a la Croacia de Bogdanovic y Ukic, entre otros.
Y como siempre cuando se habla de baloncesto, a tener en cuenta la Lituania de Valanciunas, Pocius, Kalnietis, Motiejunas, Pocius y compañía.

Muchos nombres, muchos equipos pero solo un ganador. Olvidando Turquía 2010, aparece en la mente de todos el Mundial de Japón, esa final contra Grecia que significó el primer oro mundial para España en categoría absoluta. Esa oda al baloncesto, rememorada después en dos finales Olímpicas. Perdón, BA-LON-CES-TO, cómo se decía entonces.
Venzamos también en Madrid, más cerca. Es Nuestro Mundial. Dejemos el oro en casa.



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